lunes, 21 de noviembre de 2016

MI TIEMPO


          “No se me ocurre nada”, ahora lo lógico seria continuar con el “estoy sufriendo el bloqueo del escritor” o lo no menos manido de  “la lucha contra el papel en blanco” para rematar el relicario de frases tópicas y típicas a las que acude el escritor cuando está en blanco y aunque paradójicamente yo haya terminado por usar todas esas frases para comenzar algo con lo que manchar el “Word document” este, la verdad es que mi problema con las letras no es ninguno de ellos.

Hace tiempo que no escribo nada y  no porque no tenga nada que escribir, sino todo lo contrario, me explico, se me ocurren tantas cosas que podría estar días en ello pero mis ocurrencias están tan  infectadas de actualidad que todo lo que teclea mis manos es total y absoluta basura.

Corren unos tiempos tan rápidos que lo que hoy es noticia mañana será anécdota, pasado un recuerdo y con algo de suerte al cuarto día será memoria histórica.

Las noticias se suceden una tras otra a tanta velocidad que a quien las divulga no les da tiempo siquiera a algo tan esencial como verificarlas. Aquello de las fuentes fiables es una nube en la memoria de noticieros más preocupados por la “exclusiva” que por la veracidad, tanto que hoy toda notica es exclusiva y de todos a la vez perdiendo esta palabra su significado exacto. Hoy el más rápido en dar esa exclusiva, es eso, tan rápido que en su rapidez denomina exclusiva a lo que no ha sido nunca otra cosa que “primicia” y eso cuando lo es.

No importa  si la noticia es un rumor o si lo que se dice es cierto en su totalidad o si acabará dañando a alguien o si habrá que desmentirla, no importa. Hoy los noticieros se atribuyen aquello del cuarto poder ya no como una virtud sino como adjetivo de quienes se hacen dueños de la verdad irrefutable convirtiendo cualquier hecho en indiscutible.

Señores cuya misión es la de “formar” a un público adicto a  opiniones vertidas en el cuerpo mismo de la noticia o en tertulias “imparciales” cuasi religiosas, de pomposas gallinas sin el más mínimo atisbo de educación, donde la razón la da el volumen de voz o la voluntad de un moderador-guardián de las líneas editoriales de sus diarios o canales.

Reconozco, que mi pesar es darme cuenta, de que no me da tiempo a formarme una opinión sobre nada y si por algún albur de la suerte consigo retener alguna información, descubro que es tan sucio lo que se esconde en su forma y su fondo que la borro de mi mente rápidamente por miedo a que incruste su veneno en mi cerebro .

No quiero escribir llevado por la rapidez, la exclusiva o la veracidad de quienes anteponen dineros y opiniones sesgadas, me niego y es por eso, que dentro del bosque de “verdades” sembradas por ellos yo seguiré buscando mi árbol  a pesar de que cada vez me cueste más.