Valiente frase. Resulta que hoy me he encontrado en mi
feisbú la clásica fotito del perro cuidando de un bebe, digo clásica porque de
un tiempo a esta parte se prodigan en la red como “lágrimas en la lluvia” que diría
aquél, con esta frase al pie.
Me sorprende el hecho que se “humanice” los actos de estos
animales por parte de quién no nombra al ser humano sino para despreciarlo y
más aún el que utilicen el “humano” como adjetivo de cualidad bondadosa.
El hecho de asignar la humanidad a los animales como virtud
es algo como mínimo sorprendente viniendo de quienes asignan a esa humanidad el
pecado de acabar con todo lo bello de este mundo.
Se da la paradoja que cuando se habla de humano refiriéndose
al ser que lo es como especie, todo en él sean defectos execrables, mientras
que cuando se refieren a la “humanidad” de otras especies animales todo sean
bondades haciendo un alarde de rey Salomón al separar en dos, vicios y virtudes,
las cualidades humanas.
Sin embargo y esto es importante, cuando quien habla de amor
y respeto a los perros, por ejemplo, son reputados criadores y educadores como
el celebérrimo Cesar Millán, este pregona e insiste en que el porcentaje más
alto de problemas entre perros domésticos y sus “dueños”, vienen dados por el
vicio de tratar a estos animales como personas, dándole el tratamiento de ser
humano.
Cesar, no se cansa de decir que a estos animales no se les
puede hurtar su derecho a ser perros, a vivir y a disfrutar de su condición de
cánido y ocupar su lugar en la manada humana.
No se me ocurre peor aberración, por mucho que sea con la
mejor intención, que la de de hacer de los perros seres ridículos a los que se
les viste de payaso por el capricho de personas sin conocimientos a los que no se les ocurre mejor favor hacia
sus amigos cánidos que el de tratarlos como personas, todo ello desde la
soberbia de pensar que lo mejor para ellos es humanizarlos, sin olvidar el
concepto de humano que tienen muchos de estos “dueños”.
No quiero olvidar a esos que pregonan la adopción de perros
como virtud teologal pero que luego para ellos se compran un cachorro porque
les gusta o prefieren más una raza que otra, esos son los peores, los xenófobos
caninos.
En definitiva, “animalistas” que vuelcan sus vicios humanos,
los mismos de los que acusan a los demás, en sus indefensos animales de
compañía.
Quizás y no lo niego, todo esto lo escriba desde mi
humanidad, la humanidad que esos animalistas odian pero que desde la razón me
dicta que al perro hay que tratarlo como perro y al humano como humano, con toda la humanidad del mundo a los dos eso
si, para mi, es cuestión de especies y no de virtudes o vicios falsamente trasmutados
de unas a otras, llamadme humano si queréis.