martes, 14 de junio de 2016

“Hay perros que son mas humanos que los propios humanos”


Valiente frase. Resulta que hoy me he encontrado en mi feisbú la clásica fotito del perro cuidando de un bebe, digo clásica porque de un tiempo a esta parte se prodigan en la red como “lágrimas en la lluvia” que diría aquél, con esta frase al pie.

Me sorprende el hecho que se “humanice” los actos de estos animales por parte de quién no nombra al ser humano sino para despreciarlo y más aún el que utilicen el “humano” como adjetivo de cualidad bondadosa.

El hecho de asignar la humanidad a los animales como virtud es algo como mínimo sorprendente viniendo de quienes asignan a esa humanidad el pecado de acabar con todo lo bello de este mundo.

Se da la paradoja que cuando se habla de humano refiriéndose al ser que lo es como especie, todo en él sean defectos execrables, mientras que cuando se refieren a la “humanidad” de otras especies animales todo sean bondades haciendo un alarde de rey Salomón al separar en dos, vicios y virtudes, las cualidades humanas.

Sin embargo y esto es importante, cuando quien habla de amor y respeto a los perros, por ejemplo, son reputados criadores y educadores como el celebérrimo Cesar Millán, este pregona e insiste en que el porcentaje más alto de problemas entre perros domésticos y sus “dueños”, vienen dados por el vicio de tratar a estos animales como personas, dándole el tratamiento de ser humano.

Cesar, no se cansa de decir que a estos animales no se les puede hurtar su derecho a ser perros, a vivir y a disfrutar de su condición de cánido y ocupar su lugar en la manada humana.

No se me ocurre peor aberración, por mucho que sea con la mejor intención, que la de de hacer de los perros seres ridículos a los que se les viste de payaso por el capricho de personas sin conocimientos  a los que no se les ocurre mejor favor hacia sus amigos cánidos que el de tratarlos como personas, todo ello desde la soberbia de pensar que lo mejor para ellos es humanizarlos, sin olvidar el concepto de humano que tienen muchos de estos “dueños”.

No quiero olvidar a esos que pregonan la adopción de perros como virtud teologal pero que luego para ellos se compran un cachorro porque les gusta o prefieren más una raza que otra, esos son los peores, los xenófobos caninos.

En definitiva, “animalistas” que vuelcan sus vicios humanos, los mismos de los que acusan a los demás, en sus indefensos animales de compañía.

Quizás y no lo niego, todo esto lo escriba desde mi humanidad, la humanidad que esos animalistas odian pero que desde la razón me dicta que al perro hay que tratarlo como perro y al  humano como humano,  con toda la humanidad del mundo a los dos eso si, para mi, es cuestión de especies y no de virtudes o vicios falsamente trasmutados de unas a otras, llamadme humano si queréis.