“No se me ocurre nada”, ahora lo lógico seria continuar con el “estoy
sufriendo el bloqueo del escritor” o lo no menos manido de “la lucha contra el papel en blanco” para
rematar el relicario de frases tópicas y típicas a las que acude el escritor cuando
está en blanco y aunque paradójicamente yo haya terminado por usar todas esas
frases para comenzar algo con lo que manchar el “Word document” este, la verdad
es que mi problema con las letras no es ninguno de ellos.
Hace tiempo que no escribo nada y no porque no tenga nada que escribir, sino
todo lo contrario, me explico, se me ocurren tantas cosas que podría estar días
en ello pero mis ocurrencias están tan infectadas de actualidad que todo lo que
teclea mis manos es total y absoluta basura.
Corren unos tiempos tan rápidos que lo que hoy es noticia
mañana será anécdota, pasado un recuerdo y con algo de suerte al cuarto día será
memoria histórica.
Las noticias se suceden una tras otra a tanta velocidad que
a quien las divulga no les da tiempo siquiera a algo tan esencial como
verificarlas. Aquello de las fuentes fiables es una nube en la memoria de
noticieros más preocupados por la “exclusiva” que por la veracidad, tanto que
hoy toda notica es exclusiva y de todos a la vez perdiendo esta palabra su
significado exacto. Hoy el más rápido en dar esa exclusiva, es eso, tan rápido
que en su rapidez denomina exclusiva a lo que no ha sido nunca otra cosa que “primicia”
y eso cuando lo es.
No importa si la
noticia es un rumor o si lo que se dice es cierto en su totalidad o si acabará
dañando a alguien o si habrá que desmentirla, no importa. Hoy los noticieros se
atribuyen aquello del cuarto poder ya no como una virtud sino como adjetivo de
quienes se hacen dueños de la verdad irrefutable convirtiendo cualquier hecho
en indiscutible.
Señores cuya misión es la de “formar” a un público adicto
a opiniones vertidas en el cuerpo mismo
de la noticia o en tertulias “imparciales” cuasi religiosas, de pomposas
gallinas sin el más mínimo atisbo de educación, donde la razón la da el volumen
de voz o la voluntad de un moderador-guardián de las líneas editoriales de sus
diarios o canales.
Reconozco, que mi pesar es darme cuenta, de que no me da
tiempo a formarme una opinión sobre nada y si por algún albur de la suerte
consigo retener alguna información, descubro que es tan sucio lo que se esconde
en su forma y su fondo que la borro de mi mente rápidamente por miedo a que
incruste su veneno en mi cerebro .
No quiero escribir llevado por la rapidez, la exclusiva o la
veracidad de quienes anteponen dineros y opiniones sesgadas, me niego y es por
eso, que dentro del bosque de “verdades” sembradas por ellos yo seguiré
buscando mi árbol a pesar de que cada vez me cueste más.
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