martes, 2 de julio de 2013

A BOVE MAIORI DISCIT ARARE MINOR*



27 octubre
2011
escrito por Luque 

A la cabeza me viene una historia recurrente que suelo contar a  mis amigos “neopadres”, cuando suelen contarme lo difícil de hacer entender a los crios algunas de las cosas que deben entender.
Es de muy pequeños cuando se debe comenzar a educar a los niños, luego más tarde ya habrá tiempo de enseñar.
Muchos de estos padres confunden el cariño con la falta de disciplina escudandose en que es una lástima obligar a crios tan pequeños a entender ciertas cosas.
Los crios de pequeño suelen ser mas instintivos que intuitivos, precisamente por eso se les educa, para limar instintos animales grabados en nuestro cerebelo desde tiempos inmemoriales hay que marcarles pautas para que poco a poco se integren en sociedad, deben dejar de ser cazadores para convertirse en agricultores.
De esta educación primaria, desde mi punto de vista, primordial, depende el comportamiento futuro de esos niños.
En fin a lo que iba, que se me va el santo al cielo, la historia que le suelo contar a esos amigos recien llegados a la paternidad y que no entienden ciertos comportamientos infantiles es la siguiente:
-“Hace ya mucho tiempo, una tarde cuando mi hija Nieves era pequeña, recuerdo que estaba yo sentado en el sofá y observé que la niña con mucho disimulo intentaba meter los dedos en un enchufe de la pared, al verla le dije que no hiciese eso porque le daría un calambre y la retiré del enchufe. Al rato, al poco rato, ví a la niña realizar la misma operación por lo que esta vez y para que lo entendiese le grité, le reñí y volví a retirarla del enchufe. No había pasado dos minutos cuando observé que la niña, esta vez con mirada desafiante y enseñándome los dedos volvía a intentar meter los dedos en el enchufe, pensé y me dí cuenta de que lo que la niña estaba intentando hacer era probar hasta donde llegaba mi aguante y hasta donde podía llegar ella, tenia dos opciones volver a retirarla del enchufe con lo que seguramente volveria a comenzar el juego de yo te quito y tu te pones o simplemente tomar yo su papel y observar hasta donde estaba ella dispuesta a llegar para probarme a mí, bueno, no tardé en verlo, la niña metió los dedos en el enchufe. La niña entendió después del susto y de quedarse sorprendida (tengo que decir que fue más grande el susto que el dolor porque en vez de llorar, se me quedó mirando como un conejo al que le han puesto las largas)que su padre le diría las cosa dos veces, no tres, luego tendría que asumir las consecuencias de sus decisiones.Por supuesto y hay que decirlo, al meter la niña los dedos en el enchufe, salto el automatico y se cortó la luz.”
Tendemos a ver a los niños como peluches indefensos obviando que ya de pequeños tienen el cerebro mas grande del reino animal.
Los niños a los que de pequeños no se les deja claro los límites de sus actos, se suelen hacer mayores sin saber nunca donde esta el fin de una broma, la consecuencia de un acto, el peso de las palabras, en definitiva mayores-niños perdidos por su ego en una sociedad que si bien los aguantan, no los soportan.


*en castellano: Del buey viejo aprende a arar el joven.

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