martes, 23 de julio de 2013

¿QUE DICE COONE?

Las formas de hablar, "¡que son muy curiosas!".
 Cuando era pequeño, recuerdo reproches de mi madre al oirme hablar del tipo:"¡como te escuche decir eso otra vez te voy a poner la boca en la espalda del tapaboca que te voy a dar!", o de uno de mis profesores de mi recordado colegio Quintanilla:" ¿No te da asco tener siempre los cojones en la boca?" por mi afición ilimitada a acabar todas las frases con semejante parte de la entrepata de los borricos. 
También tengo que decir que no todo eran reproches porque, tenía un compañero, que ya por aquellos dias destacaba en la pandilla como futuro orador y posible promesa del marco politico local... lo de local es porque no fue este nunca muy dado a abandonar su "Isla", de hecho alli sigue, aunque de carpintero metálico, dando mítines. 
Pero bueno no nos desviemos, como decia, este compañero, me decia a veces que aunque mi vocabulario era muy limitado, al menos sabía donde meter siempre los cojones, con el tiempo aprendi lo que es el sarcasmo y lo que en mi época escolar me parecía un piropo, paso a ser un "sano" deseo de que al carpintero le cerrasen la boca con una viga de aluminio blanco.
Con el tiempo y unos años de instituto, muchos según mi padre, fui puliendo mi vocabulario hacia localismos del tipo "picha", "chocho", "joputa", en definitiva que fui aparcando los cojones para temas más trascendentes, sin darme cuenta que para mí "los ochenta" tendrían poca trascendencia  verbal.
Al cambiar de pueblo y "comunidad autonoma", durante la década de los noventa y los dosmiles no solo mejoró mi castellano, sino mi uso de la lengua cooficial de mi nueva "patria" regional.
El "Hola buenos dias, ¿como esta usted?, pongame a los pies de su señora" suplantó al "aaaaaaaaaayy" de toda la vida sin casi darme cuenta, frases con sujeto, predicado, adjetivos, adverbios de lugares y modos, construcciones sintácticas, arquitecturas verbales.......uuuuun rollo.
Ahora que ya va cumplinendo uno los años como las ammorranas de una vieja... a racimos, y que dedica más tiempo al lenguaje epistolar que al verbal, por aquello de "si no tienes nada bueno que decir, no digas nada" y como reconozco que soy un náufrago voluntario en el mar de eso que llaman, lo "politicamente correcto", me reconozco amante del verbo fácil y la palabra sencilla de mi lengua andaluza, que con pocas palabras dice tanto siendo el lenguaje más extenso de todos.

Sólo el niño que llevo dentro es capaz de sentir la mas honda de las alegrías cuando al bajarme del avión en Jerez y preguntar por la salida del aeropuerto con mi mezcla de andaluz de emigrado y catalá acharnegado, mi interlocutor me responde: "¿que dice coone?.

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