lunes, 8 de julio de 2013

A MI PADRE






21 de Mayo de 1945… 

El paternalismo del régimen nos mostraba una España en progreso y  “franca” modernización tan solo 6 años después de acabar la guerra civil y comenzaba a decantarse por el lado aliado mostrando las primeras imágenes de un genocidio “desconocido” hasta ahora por nuestro gobierno.
El interés de nuestra nación por desgracia para el régimen no era en esos momentos la política internacional,  que no interesaba a quienes no  tenían con que  acallar minimamente el estomago. La gente luchaba por continuar adelante en un país devastado, obligados a mirar adelante hacia el incierto futuro que había dejado un tortuoso y cruel pasado reciente.
El estraperlo y el mercado negro surtían, aunque insuficientemente, los pocos lujos que una pequeña parte podía permitirse, mientras que la otra gran parte subsistía con cartillas de racionamiento y el auxilio social.
Había que vestirse de azul, levantar el brazo mirando al sol y asistir a misa o lo que es lo mismo, “ser un español de bien”.
Gentes que se miraba aún con recelo, no pudiendo disimular odios y venganzas recientes y sobre todo con miedo, miedo a una denuncia, miedo a no parecer suficientemente orgulloso del espíritu patrio, miedo a hoy, miedo a mañana.
Dentro de este marco de desconsuelo y temor comenzaba a nacer es España una generación que se criaría en la miseria, pero que seria la llamada a ser el puente entre ese mundo gris y la democracia de la que disfrutamos hoy.
Esta generación pasaría las penalidades de una época que les hurtaría la niñez, sacrificaría su pubertad y lo que es peor hipotecaria su vida por el bien de la patria.
Lo grandioso de esta generación a la que no hemos pagado lo suficiente, es que mientras crecían sin libertad, aprendieron a buscarla, a quererla, a desearla. Fueron emigrantes que trajeron conocimientos de libertad y democracia, como quintacolumnistas comenzaron a horadar los cimientos de un régimen, que si bien comenzaba a agonizar, no es menos cierto que lo hacia a bocados.
Crearon los primeros sindicatos no adscritos, hicieron de las huelgas arma de lucha obrera, los trabajadores comenzaron a pedir parte de ese pastel del que disfrutaban los poderosos, alzaban la voz, y comenzaron a creer en un futuro mejor para sus hijos.
Una generación a la que después de robársele más de media vida, luego le fue robada la presencia y el mérito de su sufrimiento por otros que, caído el antiguo régimen se apuntaron al carro del nuevo para seguir apoltronados.
Se le reconoció los méritos a los luchadores republicanos de la guerra, se le reconoció el mérito a unos monárquicos que regresaban a recuperar sus prebendas, se le reconoció el merito a los exilados que volvían de las rusias o los mejicos, se les reconoció el merito a los jerifaltes reconvertidos por su lucha contra el régimen “desde dentro”, pero a los que se tuvieron que quedar, a los que la fortuna les hizo nacer en un país arrasado, a los que tuvieron que aguantar los años de dictadura y represión, a esa generación este país les volvió a robar y lo que es peor, si Franco les robo su futuro, lo hizo un dictador, nosotros los que disfrutamos hoy de las libertades que ellos nos garantizaron con su esfuerzo, nosotros, les hemos robado su pasado.
Este país cainita en el que vivimos debería repensarse el débito a estos hombres y pagársele con el bien más preciado, el reconocimiento.
Dedicado a mi padre el día de su 68 cumpleaños.

FELIZ CUMPLEAÑOS OPÁ Y GRACIAS.



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