lunes, 8 de julio de 2013

PRIMUM VIVERE DEINDE PHILOSOPHARI*



14 marzo
2012
escrito por Luque 

Estos días me he dedicado a releer una de mis novelas más recurrentes “El viejo y el mar” de Hemingway. Esta novela me recuerda cada vez que la leo que incluso tus adversarios tienen derecho al respeto, aún en la lucha por la supervivencia.
Se trata de una novela de humanidad aunque se sirva de la pelea y la muerte como vehiculo para llevarnos a nuestro interior más profundo.
 Al contrario que en Moby Dick, el gran pez no se convierte en nuestro enemigo sino que comienza siendo el adversario para acabar convirtiéndose en el igual.
A través de la pesca del gran pez, el viejo recuerda momentos de su vida, su  niñez cuando vio por primera vez leones en la costa, su juventud cuando era el mas fuerte de los puertos, su suerte como pescador y por último el ocaso de su vida en la que se encuentra.
Una bella metáfora de la vida y de lo que ella nos enseña.
En este mundo de locos que nos ha tocado vivir no siempre nos paramos a pensar ni lo que hacemos, ni lo que decimos. Nos hemos acostumbrado a la velocidad y a las prisas de forma que lo queremos todo para ayer y no llegamos a ver el dolor que a veces causamos a los demás con nuestra actitud y nuestras palabras.
Esa prisa por vivir es la que ha hecho que los mensajes que mas nos llegan sean los escritos con grandes letras, muchas luces y mucho ruido, vamos lo que los americanos llaman slogans.
Hemos hecho de nuestra vida, como dijo aquel, un frenesí, una ilusión, pero sin sueños.
En esto que nos hemos fabricado y que llamamos vida, falta tiempo y pararse a mirar a nuestro alrededor, debemos volver a sorprendernos escuchándonos, oír a los demás, en fin vivir a un ritmo que nos permita ser consecuentes y porque no, culpables de nuestros pensamientos. Es de todo esto de donde nace la filosofía,  de conocerse uno mismo en primer lugar y querer conocer a los demás en segundo. No puede aconsejar el que no ha vivido nunca con los demás, el que no ha reído como un niño, el egoísta moral, el aprendiz que se permite “rectificar” a sus mayores, el que sabiéndose no merecedor de ningún merito, porque no hay merito en lo cotidiano sino en lo extraordinario y aún así acepta medallas.
No, no podemos vivir de frases y citas, no podemos por comodidad hacer de la vida de otro la nuestra, no porque nos arriesgamos a llegar a la vejez habiendo sido tan solo espectadores de una vida llena de atajos que no llevan sino al vacio personal.
Hagamos que nuestras vivencias sean una continua lucha contra el gran pez, siendo honestos con nosotros mismos para poder llegar a serlo con los demás.

Como veis nada que ver.  
*En castellano:”Primero vivir, luego filosofar” (Hobbes)

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