lunes, 8 de julio de 2013

UN PAIS DE EUFEMISMOS



28 junio
2012
escrito por Luque 

euphemo que significa “favorable/bueno/habla afortunada”.
Lo que en principio se trató de una forma de hablar que evitase nombrar en voz alta una palabra o frase religiosa, es decir, blasfemar, con el tiempo se ha convertido en un recurso para esconder las miserias de unos políticos sin escrúpulos que han terminado por dar  a la palabra el significado de lo que se trataba de evitar.
Ahora se llama hablar o decir lo “políticamente correcto”, que es básicamente hablar de forma que no suponga  ofensa a alguien o a un grupo o colectivo.
Se “cuida” el habla hasta un extremo tan  exquisito que por no ofender se cometen errores verbales del tipo:”miembros y miembras” de aquella ministra que de tanta IGUALDAD  olvido algo tan correcto en castellano como es el articulo neutro (por cierto mientras escribía la palabra miembra el corrector de Word me la ha subrayado en rojo y la opción que me ha dado ha sido  agregarla al diccionario como nueva palabra, curioso cuando menos).
Se utiliza lo políticamente correcto hasta niveles tan absurdos como unir en una frase algo tan paradójico como político y correcto (es tan eufemística la unión de estas dos palabras que casi es una blasfemia).
Nos enfrentamos cada dia a la lluvia de palabras cargadas de buenas intenciones pero vacías de significante.
Que puede haber de bueno en una frase como discriminación positiva, en lugar de una frase parece una casa construida por los techos. Desde cuanto una discriminación puede ser positiva, de acuerdo que el significado que se le quiere dar es el de algo bueno, pero no puede haber nada bueno en discriminar porque la misma definición de la palabra lo impide. Se disfraza la discriminación  con el adjetivo positivo y lo que en realidad es una aberración semántica, por arte de birlibirloque se convierte en la Panacea de todas las injusticias. ¿Seria discriminación positiva lo que hicieron los nazis cuando  comenzaron a cerrar los negocios de los judíos y entregarlos a alemanes de raza aria para que los primeros no los “acapararan” todos ?, ¿Seria una discriminación positiva el incentivar el matrimonio entre arios y prohibir los mixtos para conseguir el bien común de la nación?, ya sé que puede parecer demagogia el utilizar estos ejemplos pero este es el peligro que tiene el cambiar el significado de las palabras a nuestro antojo, que pueden ser utilizadas por cualquiera sin que se garantice su buen uso  convirtiendo el discurso en propaganda.
Vivimos en la época en la que la educación no es mala sino “igual” para todos y mientras vivimos el “paraíso comunista” en la educación, nuestros hijos acaban con estudios y carreras que no son reconocidas en ninguna lista internacional dedicada a evaluar el nivel educativo de los países.
Un país donde una carrera universitaria es utilizada por el poder para maquillar las listas del paro, más estudiantes igual a menos parados, ¿es eso un eufemismo o no?
La mentira de un país que dice  preparar a sus estudiantes para subir el nivel cultural y laboral  mientras solo les deja la opción de marcharse a otro país por no haber creado el tejido ni la infraestructura necesaria para su incorporación al mercado de trabajo.
La desfachatez de llamar “el momento de la historia de España con la juventud mejor preparada” al regreso a una situación que por desgracia se dio en los años 60 y 70 y que vuelve a repetirse, la del españolito emigrante, solo que ahora ya no es un pobre “cateto” buscándose la supervivencia, sino un licenciado en ingeniería informática buscando un simple puesto de trabajo.
Dirigentes ladrones de un país con la caradura de robar el futuro de una juventud preparada, con ilusión e ideas.
País este donde los jueces los elige el ejecutivo que dicta las leyes. Donde los únicos tres poderes reales son el ejecutivo, los manolos y Jorge Luis Vázquez y su sálvame balsámico de jubilados y chonis y donde MONTESQUIEAU suena a marca de quesos gabacha.
Un país empeñado en vivir una  “Sociedad del bienestar” que les cuesta a los ciudadanos del país que lo inventó casi el 70 por ciento de sus sueldos y que aquí se está demostrando a dia de hoy que nos cuesta y nos va a costar estar empeñados hasta que a mis nietos los tallen para ir a la mili. Lo que no nos contaron del estado del bienestar es que había que pagarlo y salía muy caro, ahora lo sabemos.
Políticos que llaman “desaceleración  económica” a la peor crisis mundial que se recuerda, “ajustes” a unos recortes económicos asfixiantes y creados para pagar deuda y no, para crear empleo.
Un pueblo que por primera vez busca CONSCIENTEMENTE en el deporte y los éxitos o fracasos de un  jugador o una selección la anestesia que les haga olvidar aunque sea por momentos y creer que aún se puede soñar.
Un país que a golpe de doctrina y subvención ha convertido a su intelectualidad en funcionarios de un estado controlador donde “el que se mueve no sale en la foto” y lo que es peor, en defensores de que la única causa justa por la que se debe protestar es la suya, todas las demás son reaccionarias, y da lo mismo que se trate de la izquierda, de la derecha o de ese espejismo al que recurren los dos cada vez que hay elecciones y al que llaman centro.
Sindicatos de trabajadores donde los que menos trabajan son los sindicalistas subvencionados por unas leyes que les reporta dinero por cada despido, ya me diréis el interés que puede tener un sindicato en defender a un trabajador de las leyes laborales que impone el mismo gobierno que les concede a ellos subvenciones a fondo perdido, a esto podéis llamarlo como queráis.
Miles de familias que hasta ayer mismo vivían en la mas absoluta de sus normales vidas, con su trabajo normal, su coche normal, su hipoteca normal, su siesta normal de las tardes, sus discusiones normales de lo cotidiano y lo divino, de repente se ven en la calle, desahuciados por los mismos bancos que hace tan solo unos meses les prestaban con grandes sonrisas y facilidades miles y miles de euros para comprase un piso, un chalet, un viaje a la rivera Maya o ese cochecito que tanta falta te hacia y tu no te habías dado cuenta ( cuanta simpatía y atención, ¿os acordáis clientes preferentes?).
Trabajadores honrados en la disyuntiva de delinquir o pedir en las calles, de agachar la cabeza y con toda la dignidad imposible que da la pobreza honrada sentarse en un comedor social para poder engañar un estomago que no entiende ni de paro, ni de bancos.
El país que paga miles de euros por dar conferencias de economía a un señor que aprendió macroeconomía internacional en un par de horas una tarde que le venia bien. El mismo que pasó de decir que estábamos en la Champions League de la economía mundial a no decir que el país estaba en quiebra, un zapatero que no sabia de zapatos.

Quizás haya llegado el momento de acabar en este país con las paradojas, los eufemismos y las incongruencias y comenzar a llamar a las cosas por su nombre.
Quizás haya llegado el momento de dejar a la juventud mas preparada de nuestra historia coger las riendas y cambiarlo de forma que no lo conozca nadie y  que con sus ideas le den forma a otro modo  de vivir que no sea la que tenemos, no temamos lo nuevo y dejémosles, están preparados.
Quizás haya llegado el momento de hacer caso a FLOUBERT y entender que “un niño es un fuego que encender y no un libro que escribir” y dejarnos de pedagogías partidistas y sistemas de educación cambiantes según gobierne uno u otro.
Quizás haya llegado el momento de crear nuevas leyes, leyes nacidas de la experiencia y abandonar lo de: “la ley no es justa, es legal”, comenzar ha hacerle honor a la palabra  y desde el compromiso hacerla legal y justa pero sobre todo que los jueces sean independientes y desde su independencia puedan nombrar a otros jueces porque puede que entonces en lugar de ver como los dirigentes ineptos de esta nación se van de rositas los veamos delante de una justicia que les pida cuentas por su gestión.
Quizás haya llegado el momento de cambiar la forma de trabajo de los bancos o simplemente acabar con ellos y su forma de disponer de la vida de las personas en relacion a sus ganancias o pérdidas.
Quizás haya llegado el momento de cerrar la prensa partidista encargada de escupir propaganda pornográfica  en forma de magazines  en pequeñas dosis diarias. Reivindiquemos aquel periodismo de formar e informar, mandemos la escuela de WILLIAM RANDOLF HEARST a donde se merece, exijamos una televisión y unos periódicos serios con verdadera vocación informativa y leámoslos o veámoslos pero hagamos que sea la noticia  y no el morbo la marca de venta de esos medios.
Quizás haya llegado el momento de que los intelectuales se dediquen a intelectualizar y que si tienen vocación de vigilante de los derechos lo hagan con subvención o sin ella, puede que asi volvamos a creer en ellos y seguirlos.
Pero sobre todo puede que haya llegado el momento de levantarse, creer y BLASFEMAR.

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