LA TECNOLOGIA DEL HILO NEGRO

14 junio

2012

escrito por Luque 

Como de todo se aprende, creo necesario hacer llegar a todo el que de vez en cuando se acerca a este mi rincón, la didáctica y gratificante experiencia que tuve el otro dia en casa.
Estaba sentado en mi sofá-hogar, rascándome el culo por debajo del pijama, que eso da un gustito inigualable y peleándome con las cadenas de televisión con mi mando láser, cuando sonó el timbre. Como por circunstancias deportivas de mis queridas princesas (se habían ido a andar o al menos eso me parece recordar) estaba solo (o al menos eso me parece recordar, repito),  me levanté y abrí la puerta, se trataba de mi cuñada que venia a pedir hilo negro.

En principio no debería haber mayor problema en ir al costurero, sacar el hilo y dárselo a mi cuñada, en principio, porque debo deciros que en cuestión de localización  cuando se trata de un tío como yo que convierte la búsqueda de unos calzoncillos en el primer cajón de la mesita de noche que es donde toda la vida he tenido guardado los calzoncillos en algo mas épico que la búsqueda de las minas del Rey Salomón, entonces ya no es algo tan sencillo.

En fin, después de tener el atrevimiento de decirle a mi cuñada que inmediatamente lo tendría, me coloque en el centro del salón, mire al Oeste, divise el mueble en el que según cuenta la leyenda se atesoraban todas las herramientas de “labores del hogar“(uhmmmm, eso me recuerda a Dª. ANUNCIA y sus clases de pretecnologia) de mi Pepi y con más dudas que un niño en una pastelería, me dirigí al posible contenedor de la joya en forma de hilo negro.
Aplicando el sistema de error-acierto comencé a trastear entre estanterías y cajones con más de lo primero que de lo segundo y mientras rebuscaba, me vino a la cabeza las charlas del estilo café Gijón que solía tener con mi Pepi cada vez que buscaba algo:
-“pepiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ¿Dónde están los carcetineh cortitoh?”.
- “¿que calcetines?”
- “ Joé, cuar va zé?, loh tobilleros ezoh que me comprahte en el decarlón”.
- “Donde van a estar, pues en el cajón de los calcetines.”
- “Yas´tamos, en er cahón de loh carcetineh, ¿y se pué zabé cual es eze?”.
- “Nene, ¿Cuál va a ser?, el de siempre, el de en medio de la mesita de noche”.
- “er denmedio, er denmedio, me cagon tó……. Po aquí nostán”.
- “A ver chiquillo que mire yo”, pasan 0,2 milésimas de segundo y cogiendo los calcetines con dos dedos, los señala y mirándome con una sonrisita me dice con guasa, “¿y esto que és?, ¿una onza de chocolate?”.
La tengo que querer por cojones.
Pero bueno a lo que iba, conseguí encontrar el hilo y se lo di a mi cuñada. Hasta aquí puede parecer que esta historia esta acabada, pero no, ahora viene la segunda parte.
A los pocos días, tenía yo por entonces ya el culo como el de un mandril macho adulto de rascármelo, me acorde del hilo y  se lo dije a mi niña, fue algo más o menos así:
-“Pepi, escucha que ze me había orvidao, que l´otro dia vino la Carmen y me pidió que le dejaze el hilo negro”.
-“¿Qué hilo negro?”.
-“¿que hilo negro va zé Pepi joé?, po el hilo negro”. Y atentos porque en la repuesta de mi mujer vais a ver como a pesar de lo obvio que a mi me parecía lo del hilo negro, no lo es tanto y aquí viene la lección.
-“¿el elástico?”.
No te creas que no haya tema en esa pregunta, porque eso supone que  hay más de un tipo de hilo negro.
-“pero Pepi que mestás diziendo, ¿Qué hay hilo negro de variah claseh?”.
-“Claro, hay hilo negro normal, elástico, para bordar, para coser………”. Y asi continuo un rato en lo que a mi me pareció la escena de Forrest Gump en la que su amigo Buba  le cuenta las distintas formas de preparar unas gambas.

Yo que hasta ese dia en la única frase que conseguía meter el hilo negro era esa de “eres mas antiguo que el hilo negro” por lo que de simple  me parecía, no tuve mas opción que cambiar de parecer y reconocer que incluso en la temática del hilo negro me encuentro a dia de hoy pez aunque eso si con la mente mas abierta y es que como se suele decir “nunca te acostarás sin saber algo más”.